¿Es realmente inofensivo el yoga y la sanación cuántica?

Hoy en día, prácticas como el yoga, la meditación y la sanación cuántica se presentan como actividades modernas y saludables, ideales para mejorar el bienestar físico, emocional y mental. Se ofrecen en gimnasios, apps, retiros y hasta en consultorios alternativos, muchas veces desvinculadas de cualquier marco religioso. Sin embargo, desde una mirada espiritual más profunda, es necesario preguntarse: ¿son realmente inofensivas?

Yoga: ¿ejercicio físico o práctica espiritual?

Muchas personas ven el yoga simplemente como una forma de estiramiento, relajación o gimnasia suave. Pero el yoga tiene raíces milenarias en la espiritualidad hindú, y no fue creado como un sistema de ejercicios, sino como un camino de unión con lo divino según su cosmovisión.

Las posturas (asanas), los mantras y las respiraciones no son elementos neutrales. En su origen, cada postura honra a una deidad o tiene un significado espiritual. El conocido “saludo al sol”, por ejemplo, es un gesto de reverencia al dios Surya. Además, algunas formas de yoga más avanzadas (como el kundalini) buscan despertar una energía espiritual interna, que muchas tradiciones cristianas consideran riesgosa.

Aunque muchos lo practiquen con fines físicos, el yoga no deja de ser una herramienta espiritual por más que se lo adapte a occidente.

Sanación cuántica: energía, intención y espiritualidad difusa

La sanación cuántica es otra práctica que ha ganado popularidad. Se basa en la idea de que todo es energía y que la mente o la conciencia puede influir sobre el cuerpo para producir sanación. Mezcla conceptos de física cuántica con meditación, visualización, reiki y técnicas de autosugestión.

El problema es que detrás de estas prácticas hay una visión espiritual que reemplaza a Dios por un “universo inteligente”, “energía universal” o “conciencia cósmica”. En muchos casos, se canalizan energías sin origen claro, se usan símbolos, y se propone que el ser humano es capaz de autosanarse por sí mismo, sin intervención divina ni guía espiritual segura.

¿Por qué estas prácticas pueden representar un riesgo espiritual?

Desde el punto de vista del cristianismo (y también del islam y del judaísmo), prácticas como estas pueden ser espiritualmente peligrosas cuando reemplazan la fe en Dios por fuerzas impersonales, energía universal o métodos que no provienen de Él. El riesgo no está solo en lo físico, sino en lo espiritual: abrir la mente o el cuerpo a energías o entidades sin discernimiento puede traer consecuencias.

Muchos ex practicantes han advertido síntomas extraños, ansiedad, confusión o pérdida de paz interior después de involucrarse en estas disciplinas con más profundidad. Algunos testimonios afirman que buscaron bienestar y terminaron enredados en prácticas que los alejaron de su fe y su claridad espiritual.

¿Entonces está mal respirar, meditar o estirar?

No. Lo que se pone en cuestión no es el ejercicio físico, ni el cuidado del cuerpo, ni el descanso mental. El problema está en la intención espiritual detrás de cada práctica, y en qué filosofía se está aceptando o incorporando sin darnos cuenta.

Orar, contemplar, hacer ejercicio o relajarse son cosas buenas, pero no todo lo que se presenta como “meditación” o “energía” es neutral. Muchas veces, el envoltorio moderno esconde un contenido espiritual que puede no ser compatible con una fe basada en Dios.

Conclusión

Ni el yoga ni la sanación cuántica son prácticas neutrales. Aunque parezcan inofensivas o beneficiosas, su origen y propósito están ligados a visiones espirituales ajenas a la fe cristiana. Por eso, es fundamental discernir y no dejarse llevar solo por lo que “está de moda” o “parece ayudar”. La paz interior verdadera no proviene de energías impersonales, sino de una relación profunda con Dios, que es fuente de toda sanación y verdad.

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