El “Libro del Pacto” relata los cuarenta días posteriores a la resurrección de Jesús, un periodo casi ausente en los Evangelios tradicionales.
En estos textos, Jesús instruye a sus discípulos sobre el alma, la reencarnación del espíritu y la comunión directa con Dios, sin intermediarios ni templos.
“No me busquen en casas de piedra ni en altares de oro. Estoy en el espíritu que vive en cada corazón.”
El manuscrito también contiene profecías sobre el futuro, en las que Jesús advierte que su palabra sería manipulada por los poderosos, y que los templos se llenarían de riqueza mientras su esencia quedaría en los corazones de los humildes.
Las advertencias sobre el final de los tiempos
Según el texto, llegaría una era donde “la mentira sería exaltada”, “la sabiduría despreciada” y “los hijos olvidarían a sus padres”.
Para muchos estudiosos etíopes, estas líneas reflejan el estado actual del mundo moderno, marcado por la desconexión espiritual y el materialismo.
Los monjes aseguran que el mensaje no busca provocar miedo, sino recordar el propósito original del alma: vivir con conciencia, humildad y verdad.
El Didascalia: una guía para vivir con pureza
Otro de los manuscritos sagrados preservados por la Iglesia etíope es el Didascalia Apostolorum, una especie de guía espiritual para los primeros seguidores de Cristo.
Este texto enseña que el cuerpo es el verdadero templo, que cada pensamiento deja una huella eterna y que la fe debe ser vivida desde la acción y la compasión, no desde la jerarquía.
El Didascalia rechaza la ostentación, el lujo y el poder, proponiendo una vida sencilla y consciente. Su mensaje es tan radical que, según los historiadores, fue una de las razones por las cuales estos libros fueron excluidos del canon occidental.
Por qué fueron eliminados estos textos
Durante los primeros siglos del cristianismo, Roma estableció qué debía creerse y qué debía olvidarse.
Los textos que cuestionaban la autoridad eclesiástica o hablaban de una conexión directa con lo divino fueron silenciados.
Mientras Europa construía catedrales, Etiopía —aislada del resto del mundo— conservó la versión más completa y primitiva del mensaje original.
El mensaje que sobrevive
Hoy, los monjes etíopes siguen custodiando estos manuscritos con el mismo celo que hace siglos. Para ellos, el verdadero renacimiento espiritual no vendrá de las instituciones religiosas, sino desde los corazones que aún buscan la verdad sin miedo ni intermediarios.
El “Libro del Pacto” termina con una frase que resume su esencia:
“Mi palabra no morirá entre los poderosos, sino entre los humildes que aún escuchan con el alma.”
Reflexión final
Más que un texto religioso, la Biblia etíope es un testimonio de resistencia espiritual.
Sus libros perdidos invitan a mirar hacia adentro, a descubrir que lo divino no está en los edificios ni en los rituales, sino en la conciencia de cada persona.
Un mensaje que, más de dos mil años después, sigue resonando con fuerza en quienes buscan un sentido más profundo a la existencia.
