Montevideo, La Cumparsita 1473

Milagros, ciencia y fe: ¿existen curaciones con respaldo médico?
En el mundo abundan los relatos de curaciones inexplicables. Desde tumbas populares como la de la llamada «Santa de Melo» en Uruguay, hasta santuarios internacionales como Lourdes, Francia, la gente expresa su fe con ofrendas, promesas y testimonios. Pero, ¿hay evidencia médica real que respalde alguno de estos sucesos?
El caso de Lourdes: único en el mundo con respaldo científico
Desde 1858, el santuario de Lourdes ha recibido más de 7.000 reportes de curaciones consideradas inexplicables. Sin embargo, solo 70 casos han sido oficialmente reconocidos como milagros por la Iglesia Católica con respaldo médico riguroso.
¿Por qué Lourdes es diferente? Porque allí funciona el Comité Médico Internacional de Lourdes (CMIL), un grupo de especialistas de diversas nacionalidades y creencias (incluidos ateos), que desde 1947 analiza cada caso clínicamente. Para que un caso sea considerado inexplicable:
Debe haber diagnóstico médico confirmado y documentado.
La enfermedad debe ser grave, crónica o terminal.
La curación debe ser repentina, completa y duradera, sin intervención terapéutica.
Varios médicos independientes deben coincidir en que no hay explicación científica.
Caso: Danila Castelli (Italia, 1989)
Danila sufría de severos cuadros de hipertensión por tumores en glándulas adrenales (feocromocitomas). Tras varios tratamientos fallidos, en 1989 viajó a Lourdes, rezó y se sumergió en las aguas del santuario. Pocos días después, los síntomas desaparecieron por completo. A lo largo de los años siguientes se confirmó, con estudios médicos, la remisión total de su enfermedad sin explicación médica. En 2013, tras 24 años de seguimiento, el caso fue reconocido como milagro.
¿Por qué no hay casos similares fuera de Lourdes?
Aunque hay miles de testimonios en el mundo (incluyendo Uruguay, Brasil, México y Estados Unidos), ninguno ha pasado por un proceso de verificación médica tan riguroso y laico como el de Lourdes. En otros lugares, las validaciones suelen quedar en manos de autoridades religiosas o percepciones personales, sin documentación clínica accesible o evaluación independiente.
El Vaticano ha reconocido milagros en procesos de canonización, pero estos suelen estar basados en informes propios y no cuentan con revisión externa como los de Lourdes.
El caso de la Santa de Melo
En Uruguay, María Amelia Ferreira, conocida como la «Santa de Melo», es venerada como una figura milagrosa. Devotos aseguran haber recibido sanaciones y favores, y le dejan placas y ofrendas en su tumba. Sin embargo, no existe documentación médica verificable ni estudios de seguimiento que respalden esos testimonios desde un punto de vista científico. Esto no invalida la experiencia de fe de sus seguidores, pero limita su consideración como «milagro comprobado».
¿Puede haber milagros falsos? Una mirada desde la religión
Algunas personas, incluyendo ex practicantes del ocultismo, advierten que ciertos «milagros» podrían no venir de Dios. Hay testimonios de ex brujas o ex sanadores que aseguran que entidades espirituales pueden realizar aparentes curaciones o manifestaciones para confundir a las personas y alejarlas de la verdad.
Desde una perspectiva cristiana, incluso en la Biblia se advierte sobre señales y prodigios engañosos (Mateo 24:24). Por eso, no todo lo sobrenatural debe considerarse divino.
Conclusión
Los milagros con respaldo médico y científico son extremadamente raros. Hasta ahora, solo 70 en todo el mundo han sido aceptados como tales bajo escrutinio riguroso, todos en Lourdes. En el resto del mundo, las curaciones atribuidas a la fe popular carecen de evidencia objetiva, aunque su valor emocional y espiritual para quienes las experimentan es indiscutible.
Esto no niega la posibilidad de lo inexplicable, pero sí invita a distinguir entre fe, evidencia y manipulación espiritual. En un mundo donde la información abunda, tener un enfoque laico, informado y respetuoso puede ayudarnos a comprender mejor el misterio sin caer en el fanatismo ni en el escepticismo cerrado.